Tras mi viaje a Asturias el pasado fin de semana he visto pertinente el acercaros un poco a esta tierra maravillosa. Tierra de gaitas, lluvia y mucho color verde por sus prados, vacas, ovejas, monumentos, y sobretodo una gastronomía para chuparse los dedos. No me he resistido a probar las fabes con almejas, unas alubias blancas grandes de tamaño y sabor. El cachopo, un filete de ternera empanada y rellena, sus maravillosos quesos como el de cabrales, de un sabor picante, aún más fuerte que el queso azul y como no su repostería: letizias, hechas de avellana, carbayones (tartaletas rellenas de almendra y cubiertas de yema)...y así un sinfín de platos de los que no me cansaría de volver a recordar.
Cómo olvidar la sidra, la bebida más típica de la región, hecha con manzana fermentada, de ahí su toque ácido y su graduación. Excelente acompañante para sus platos típicos e incluso para irse de tapas. Os recomiendo que también probéis su versión de sangría, hecha con manzana natural, soda, un chorrito de anís y azúcar...deliciosa.
Oviedo es una ciudad tranquila, llena de árboles cuyas hojas, en esta temporada del año, cubren sus calles con majestuosos colores, de los amarillos más suaves a los rojos intensos, una gama de color maravillosa.
Además, como ya hemos dicho en alguna otra ocasión, también la lenguas es una manifestación evidente de la cultura de la región. A pesar de no ser muy conocido en el territorio español, y aún menos fuera de él, es de honorable mención el bable, la lengua astur por naturaleza. El asturiano cuenta con una gramática, un diccionario de la lengua asturiana, el Diccionario de la Lingua Asturiana, y unas normas ortográficas. Está regulado por la Academia de la Lengua Asturiana y aunque no goce de carácter oficial en el Estatuto de Autonomía, una ley regula su uso en el Principado de Asturias.
La lengua asturiana es el resultado del desarrollo del latín hablado en el territorio de los antiguos satures y cántabros. Por ello, la inmensa mayoría de las palabras del asturiano, como de las otras lenguas románicas, vienen del latín: ablana, agua, falar, güeyu, home, llibru, muyer, pesllar, suañar. A esta base latina hay que añadir las palabras que entraron en el fondo léxico del dominio asturiano desde lenguas habladas antes de la llegada del latín (sustrato) o después (superestrato). A la influencia del sustrato y superestrato se suman los préstamos posteriores de otras lenguas. También encontramos arabismos: azabache, zurce,... Germanismos: blancu, gadañu,... Así como préstamos del castellano, francés o gallego.
Os dejamos un fragmento de Miguel Solís Santos para que comprobéis las diferencias entre el bable y el castellano.
Fragmento de 'El último hombre' en bable:
- Un españíu fizo tremer el fayéu. El nerbatu esnaló lloñe. L'esguil desapaeció nel nieru. Hebo otru españíu, y darréu otru. L'home, entós, mientres cayía coles manes abiertes, los güeyos nel infinitu y el so cuerpu remanando per tolos llaos abonda sangre, glayó una pallabra, una pallabra namás, que resonó y güei sigue resonando na viesca y en toa Asturies: «¡Llibertá!».
- Traducción al español de 'El último hombre':
- 'Un estallido hizo temblar el hayedo. El mirlo voló lejos. La ardilla desapareció en el nido. Hubo otro estallido, y luego otro. El hombre, entonces, mientras caía con las manos abiertas, los ojos en el infinito y su cuerpo vertiendo por todas partes mucha sangre, gritó una palabra, sólo una palabra, que resonó y hoy sigue resonando en el bosque y en toda Asturias: «¡Libertad!».'